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Reflexiones de una excepción

Reflexiones de una excepción Como te he prometido estoy aquí delante escribiéndote las palabras más bellas que jamás antes te han escrito. Neruda ha puesto el listón muy alto y esta noche se que pasaré por debajo, pero estoy dispuesto a vomitarte todo lo que siento y quisiera decirte que me da igual todo, absolutamente todo, que he perdido la cabeza, y que esta en el suelo, allá dónde esté lo único que hace es pensar en ti…

Recuerdo este verano y aquellas sidras frente a la estatua de Pelayo en Gijón. Ansiaba conseguirte aunque tú ahora no lo creas, y sinceramente, cada día que he estado contigo volvía a recordar aquella tarde en la que todos los planetas parecieron conjugarse para deslumbrarnos a ti y a mí, volvernos locos y decirnos a voces lo que era el amor.

Jamás antes sentí algo así, y lo peor de todo es que sé que jamás lo volveré a sentir, y créeme, si algún día llegas a leer esto, créeme que te he querido como nadie te querrá jamás. Tú estarás aquí dentro para siempre y yo en ti espero también estarlo. Contra los dictados de la eternidad poco puedo hacer.

Esta noche disfrazada ya casi de mañana he prometido ser tuyo, al menos en alma, y ahora mismo estoy intentándolo. Se que poco a poco me tendré que poner una tupida venda delante de mis ojos para no ver que es verdad, que tú has cambiado y que ya no eres mía. Otra vez las palabras se las ha llevado el tiempo pero no podrás hacer nada por borrarlas de mi corazón.

Te vas. Te vas y te pierdo, como dice la canción, y se que esta vez es verdad, que cuanto más lejos estás más e disfruto cuando estás cerca, tan cerca como este final anunciado a esta triste historia de amor que ya quiso nacer triste y que triste morirá arropada en mi recuerdo, acunada en el tiempo, el alcohol y los porros, autopista hacia el olvido en una sola dirección, porque yo soy tan estúpido que cuando fumo para olvidar resulta que eres lo primero en lo que pienso y otra vez siento que vuelves a vivir en mí y yo en ninguna parte, te vas, te vas y te pierdo y hoy he mojado mis últimas lágrimas en champagne lejano y frío, como uno de mis saludos a alguien a quien ignoro, como tus manos antes de que yo las calentara, como tu corazón cuando has querido ser tan fuerte y tan cobarde como para intentar olvidarme olvidando que el destino nos puso ahí., y se ha empeñado en no movernos hasta que nos hagamos el suficiente daño que haga que uno de los dos se rinda, cuando se de antemano que tú jamás flaquearás y que yo soy débil y no es por que yo lo quiera. A veces creo que tu corazón a nacido para romper el mío. Si no estuviera convencido de esto no te estaría escribiendo esta carta que supongo que jamás leerás en un momento como ahora.

Esta noche, mientras intento escribirte las más bellas palabras que surjan de mi corazón se que no estás aquí, a mi lado y que has caído en otros brazos, y a pesar de que he intentado disfrazar lo que siento por ti en lo que siento por otra no logro sentir una extraña sensación de quemazón por todo mi cuerpo al pensar que no eran mis brazos los que te abrazaban y que no son los tuyos los que me abrazan todos los días. A veces pienso que tengo el mundo en mis manos y derramo el vino de la copa de mi vida otra vez más en cada beso que te doy, y vuelvo a contradecirme y a dar rienda suelta al estúpido irresponsable y rebelde que hay en mí, y vuelvo a romper todas mis reglas para estar contigo, y cuanto más me duele más te odio y te quiero a la vez. Y cuando no haces nada también vuelvo a quererte otra vez.

Siento disfrazarte en mentira de hombre arrepentido y confuso, enamorado a veces y otras
fingiendo que no. Miro el móvil sin parar y sigo sintiéndote lejos cuanto mas cerca estoy de ti. Hoy no eras tú y otra vez vuelvo a sentir que lo más importa en mi vida se ha convertido en suspiro...

Nunca, jamás olvides que te quiero...

Escuchando [Fito - Los sueños rotos]

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