Con los ojos cerrados...
La ignorancia es la felicidad y ese es tristemente mi credo. No quiero saber nada, haz lo que quieras, no me lo cuentes, sonrieme cuando te sonría y disimula, podrías hacerme tanto daño como quisieras con tan sólo mover uno de tus músculos. Ya no se distinguir si eres lo mejor o lo peor que me ha pasado jamás... Ya no lo sé...
Y otro día más la angustia, la ansiedad y el sufrimiento se multiplican dentro de mí. No os podeis imaginar lo que es todo esto, nadie puede, nadie...
Escuchando [Beethoven - 9ª Sinfonía, 2º Movimiento]
0 comentarios